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LA PINTURA DEL FONDO

¿Qué?

¿Cómo? ¿Pintar qué? No señor, mi barco es de plástico, no se oxida, no se pudre, no hay que cuidarlo, es eterno, es invulnerable, nada lo afecta..., bueno, por eso lo compré de plástico, no? ¿O no?
No.

Todo fondo, sobre todo los que están siempre en el agua (podemos dejar afuera a las embarcaciones que pasan cinco días a la semana en una cama de guardería o sobre un trailer) debería ser aislado del medio que lo rodea –el agua- para evitar su deterioro, y, por consiguiente, la pérdida de la utilidad y del valor del casco.
La corrosión –el regreso de un compuesto a sus elementos básicos- se manifiesta en la oxidación de los metales y en la putrefacción de la madera. En los cascos de plástico reforzado con fibra de vidrio (PRFV) no existe corrosión como tal, sino la posibilidad de un deterioro producido principalmente por la acción de moléculas de agua dentro del laminado, por ósmosis o por problemas durante la construcción.
La prevención de cualquiera de estas situaciones potenciales exige que el material con el que el casco está construído esté convenientemente protegido, aislado del medio acuoso en el que está sumergido. Esta protección se obtiene comúnmente mediante la aplicación de pinturas de acción específica.
En los cascos de construcción metálica, usualmente de acero naval, es habitual el uso de pinturas de imprimación (¨primers¨) anticorrosivas para prevenir la oxidación mediante la combinación de pigmentos preventivos de la corrosión –óxidos de hierro y de zinc, cromatos de hierro, óxidos de plomo, fosfatos de zinc- con el metal base. Es recomendable, en elementos metálicos que trabajan en inmersión constante, como el casco de un barco, el uso de anticorrosivos con óxidos de plomo, de característico color naranja (como Ud. ya lo adivinó, el viejo minio...). Desde ya, esto vale también para los quillotes metálicos de barcos no metálicos.
Para los cascos de aluminio, en los que los pigmentos metálicos puedan ser objetados, se utilizan como primer pinturas epoxy autoimprimantes que no los contienen y que adhieren fuertemente a ese metal, aún con su fama de material difícil de pintar.


En cascos de madera (y de cemento, que algunos quedan), aunque todavía algunos siguen utilizando el minio (¿la madera se oxida, che?) como ¨primer¨, lo adecuado es el empleo de imprimaciones específicas para sustratos no metálicos. Esto mismo se aplica a los cascos de PRFV, si se empleará, por ejemplo, un epoxy bituminoso que lo requiera.
Tanto para los anticorrosivos como para las imprimaciones, lo recomendado es dar dos manos.
Hasta aquí tenemos el casco con una capa de pintura, sea anticorrosiva en los metálicos, sea de imprimación en los que no lo son. Pero estas son pinturas del tipo de las llamadas ¨fondos¨ o ¨primers¨, o sea las destinadas a proveer protección anticorrosiva en unos casos o meramente adherencia de las pinturas de terminación en otros. La verdadera protección del casco viene ahora.
Para conseguir la aislación del medio, que tanto ansiamos, es imprescindible que la pintura que apliquemos sea lo más impermeable posible. Casi todas las películas de pintura, del tipo que sean, constituyen membranas semipermeables –a la larga o a la corta el agua pasará a través. Este proceso puede tardar años, pero sucederá; lo que queremos es que tarde mucho. La pintura que resulta en la película más impermeable es la pintura bituminosa, que contiene alquitrán de hulla (coal tar). Además de esto, si la película tiene un espesor considerable la protección será mayor, por lo que daremos las manos necesarias para conseguirlo. Sin embargo, todo tiene un límite: una película demasiado gruesa y rígida no acompañará los movimientos de torsión y flexión del casco en navegación y podrá quebrarse, permitiendo el ingreso de agua entre la pintura y el casco. Tres manos está bien para uso general.
Ya tenemos el fondo protegido. Es hora de determinar si vamos a aplicar una pintura antifouling; para esto habrá que evaluar una cantidad de factores, pero será tema para otra oportunidad.
Una palabra sobre el tipo de pintura a usar. El estado actual de la tecnología de pinturas ha logrado revestimientos de características sobresalientes: películas duras, aunque flexibles y elásticas, tenaces, de firme adherencia, y muy homogéneas. Las pinturas epoxy cumplen acabadamente con los requerimientos propuestos por todo tipo de embarcaciones, desde una lancha de paseo hasta un superportaaviones. Por lo tanto, son los primers y pinturas bituminosas formulados con resinas epoxy los recomendados para dar máxima protección a todo tipo de casco. Hoy tenemos a nuestra disposición desde epoxies convencionales hasta epoxy-bituminosas que no requieren primers y que se pueden aplicar directamente sobre PRFV. En este caso, recordemos que el quillote debe tener dado el anticorrosivo (epoxy minio), antes de pintarlo con epoxy bituminoso acompañando el fondo.
Lógicamente, para brindarnos estos resultados, estas pinturas nos piden algo a cambio: un tiempo de curado (de ¨fraguado¨) no menor a siete días antes de echar el barco al agua. Y algo más: que aceptemos su color negro o marrón oscuro, puesto que no hay alquitrán de otro color... Si le ofrecen ¨bituminoso¨ blanco, tiene todos los motivos para sospechar que de alquitrán no tiene nada –y de gran impermeabilidad tampoco.
Para los puristas de cascos de madera: si su barco es realmente un clásico, y realmente a Ud. le gustan de alma los clásicos, mantenga el esquema de pintura que tenía cuando fue construído. Dígame: Ud., ¿pintaría con poliuretano bicapa una Bugatti Type 35?. Si lo quiere para navegar por mucho tiempo sin problemas, piense en cambiar el esmalte sintético por sistemas más modernos, como los mencionados más arriba.
Todo lo dicho se aplica a embarcaciones comunes; no podemos analizar aquí cada caso. Pero digamos, sí, que en casos especiales, como por ejemplo en veleros de regata, pueden utilizarse otras pinturas, epoxy o poliuretánicas, para obtener resultados especiales y considerando el régimen de cuidados de que gozan. Se recomienda fuertemente consultar con los pintores profesionales, con las pinturerías especializadas y con las fábricas de pinturas náuticas, pues los esquemas protectores pueden variar de acuerdo con el uso de la embarcación, las aguas que navegue y su régimen de amarra.


¿Cómo?

OK, ¿y cómo hago?
Vea, para ser sincero, no hay dos varaderos iguales; los hay más o menos polvorientos, más o menos reparados del viento (...con árboles, que también colaboran con la suciedad general –que hojas en otoño, que bichos en verano), en fin, que la gente que tiene embarcaciones chicas que se pueden pintar dentro de un garaje están de parabienes. En varadero -al aire libre- o en galpón, lo primero debería ser armar una carpa con film de polietileno para que la lluvia y el polvo no estropeen el trabajo. Cuando al cabo de un día hermoso de primavera, que por cierto aprovechamos para pintar, se descarga un aguacero de aquéllos, habremos perdido el día, el trabajo y la pintura –que tampoco te la regalan, viste. Lo mismo con las ventolinas que pegan sobre la pintura fresca cuanta partícula suelta anda por ahí, y ni hablar del enemigo público número uno, el rocío nocturno, que tantos poliuretanos ha arruinado.
Tal carpa, para trabajar con comodidad, puede hacerse firme al botazo con cinta adhesiva impermeable, todo alrededor del barco, y sujetarse a estacas a modo de alero. No tiene por qué ser excesiva ni con demasiada pendiente, porque será imposible pintar debajo sin máscara y no nos podremos mover libremente. Basta con que tenga un metro o algo así de ancho.
Puede ser que el fondo ya tenga pintura o que nunca haya sido pintado. En el primer caso, averigüe si es posible qué tipo de pintura es. Vamos a suponer de aquí en adelante que me hizo caso y que su fondo tendrá epoxy bituminoso aplicado sobre el primer que corresponda. Si es de PRFV, recuerde que hay bituminosos que no necesitan primer; asesórese bien.
Si la pintura anterior es epoxy bituminoso y está firme y bien adherido, limpie bien, dé una lijada en seco con grano 120, elimine el polvillo con un trapo limpio, trapee toda la superficie con el diluyente de la nueva pintura, deje orear y aplique dos manos de bituminoso. El intervalo ideal entre manos es de 24 horas; si pasan más de 48 o 72 horas, lije la mano anterior. Diluya la pintura con el diluyente apropiado y en la proporción que le indique el fabricante de la misma. Use diluyente de la misma marca de la pintura; no corra riesgos innecesarios empleando otro diluyente, que quizá sea incompatible con la pintura. No tiene sentido que por querer ahorrar unos centavos en el diluyente arruine pintura no precisamente barata.

 

 

Si la pintura anterior es desconocida, más vale eliminarla y llegar hasta el material de construcción del barco. En embarcaciones de madera o metálicas esto puede hacerse con removedores (los presentados en forma de gel son ideales porque casi no chorrean) o simplemente lijando. Si el casco es de PRFV, tenga sumo cuidado con la remoción química; puede dañar el gel-coat. Ahora daremos el primer adecuado y la pintura de terminación.
Cuando sacamos el barco a seco, generalmente recordamos que una vez, hace tiempo, nos habíamos llevado puesto algún tronco sumergido –o tal vez algo peor. Las marcas no nos perdonan. Es la hora de la masilla. Si tenemos que rellenar algo, hay dos cosas a tener siempre presentes: a) la masilla se aplica sobre el primer y debajo de la pintura de terminación; b) la masilla debe ser compatible con el sistema de pintura usado. En este caso, usaremos masilla epoxy. No aplique masilla de uso automotor como parte de un sistema epoxy, a menos que nunca haya tenido dolores de cabeza y quiera saber cómo son. Dé la masilla sobre el primer seco, y líjela al día siguiente, cuando no empaste la lija. A continuación puede pintar con el bituminoso. Hay masillas epoxy de uso diferenciado, para obra viva y para obra muerta, pero también las hay únicas para los dos usos. Es más sencillo usar una sola.


Tenga muy en cuenta que todos estos epoxies son de dos componentes, y que la relación de mezcla (cuánto de uno más cuánto del otro) es fija según lo indique el fabricante. NO altere por ningún motivo esa relación; lo único que conseguirá son problemas. NO secarán antes si les pone más endurecedor; NO serán más elásticas si les pone menos. Observe también que los epoxies secan y curan más rápido cuanto mayor es la temperatura ambiente; si pinta afuera en pleno invierno los tiempos pueden duplicarse o triplicarse, y si lo hace en un día soleado de enero a las cuatro de la tarde, bueno, allá su insolación, pero la pintura no nivelará bien y si se pasó de espesor puede quedar con pequeñas burbujas en la superficie (¨hervido¨) porque la superficie de la película secó violentamente dejando solvente atrapado. Tenga paciencia y pinte con la fresca, que de paso transpira menos.
Esto no es posible en todos los varaderos: trate de que le dejen el barco con la crujía orientada N-S. Suponga que queda proa al N: pinte por la mañana temprano la banda de estribor, y luego la de babor. El sol lo ayudará en forma pareja a secar ambas bandas, por la mañana una, por la tarde la otra.
¿Pincel, rodillo, pistola? No se complique. Para pintar el fondo, si no es un profesional, lo mejor es el pincel y el rodillo. Léase: pincel más rodillo. Estamos tratando de conseguir películas no finas, y que sean de espesor lo más parejo posible. Aplique con pincel ancho, empareje (¨peine¨) con rodillo. Siempre con pinceladas o rodilladas paralelas entre ellas, terminando con rodilladas largas y longitudinales. En lugares complicados (alrededor de la bocina de la hélice o de los escudos de las patas, el codaste, etc.) use un pincel más angosto, solo, dando pinceladas largas y parejas, siempre paralelas entre ellas. Pinceles de pelo largo y suave, rodillo de los especiales para epoxy, de pelo corto. Reserve el soplete, si lo tiene y sabe usarlo, para cuando tenga que pintar las bandas, que ése es otro cantar. Puede limpiar los pinceles con el diluyente del epoxy hasta que no les quede pintura, después lávelos bien con agua y jabón, enjuáguelos, deles forma para que las cerdas queden juntas, y cuélguelos para que se sequen. Antes de usarlos nuevamente, páselos sobre la mano en ambas direcciones. Olvídese de limpiar los rodillos; es mejor reemplazarlos. Los rodillos de pelo corto especiales para epoxy le darán mejor resultado que los de espuma cubiertos por una tela; éstos se deforman con el uso y se vuelven inmanejables.
Trabaje cómodo. Si está en el interior de un galpón, manténgalo ventilado; los solventes son fuertes, use mascarilla y antiparras para evitar que una gota le entre en un ojo, sobre todo cuando pinta sobre su cabeza. Si tiene la piel sensible, use guantes.
Por último, le recuerdo que todo lo dicho es bastante general. Ante la más mínima duda, pregunte, no tome decisiones sin informarse. Cuide su barco.






Productos REVESTA Línea Náutica recomendados para las situaciones mencionadas en el texto:

REVESTA 4200 – Epoxy Bituminoso Autoimprimante de Alto Espesor
(Revestimiento exterior del fondo)

REVESTA 4100 – Minio Epoxy
(Antióxido para el quillote y partes metálicas sumergidas; también para barcos de chapa de acero)

MASTIC 4000 – Epoxy Autoimprimante de Alto Contenido de Sólidos
(Fondo para cascos de aluminio)

REVESTA 4010 – Masilla Epoxy Sin Solventes
(Relleno para Obra Viva y Obra Muerta)

REVESTA 4900 – Pintura Antifouling Libre de TBT
(Antiincrustante para agua dulce y salada)

REVESTA 4990 – Diluyente Universal de la Línea Náutica


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